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La gran viajera


Es increíble que un pequeño insecto, que difícilmente llega a pesar un gramo, pueda realizar, año con año, uno de los viajes más espectaculares y maravillosos del planeta. ¡Claro que ya sabes de quién estamos hablando! La mariposa monarca, que vuela desde Canadá hasta el centro de México en una travesía de más de cuatro mil kilómetros.



Esta migración comienza en las Montañas Rocosas, al sur de Canadá. En su trayecto cruzan todo Estados Unidos y en México vuelan sobre diversos estados, como Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí e Hidalgo, para finalmente llegar a Michoacán y el Estado de México.



Una vez terminada su gran travesía se agrupan en varios santuarios, como Cerro Altamirano, Cerro Pelón, Sierra Chincua, Sierra del Campanario, Cerro Picacho y Chivati-Huacal. ¿Lo mejor de todo? Podemos visitarlas y disfrutar de un maravilloso espectáculo. Valdrá la pena levantarse muy temprano y viajar a alguno de los espacios controlados para acceso del público. Normalmente tendrás que hacer una caminata cuesta arriba en la montaña que durará en promedio una hora; es por ello que debes llevar ropa cómoda y calzado apropiado. La época en que están en nuestro país es de noviembre a marzo, por lo cual el clima será de fresco a frío, por lo que también debes llevar prendas abrigadoras, pero no estorbosas.

Durante la caminata disfruta mucho del paseo. Si eres observador podrás descubrir diversos tipos de aves y ardillas, y en la medida en que vas avanzando comenzarás a ver con más frecuencia mariposas monarca volando a tu alrededor. Al llegar al lugar donde se agrupan no podrás creer lo que sucede. Hay dos posibilidades: si no hay sol, estarán agrupadas en los árboles tratando de darse calor unas a otras; son tantas que las ramas difícilmente aguantan su peso. La otra posibilidad es que cuando hay sol estarán revoloteando por todos lados y ahí sucederá algo que nunca olvidarás: podrás escuchar el sonido que produce su aleteo… ¡es increíble! Es muy probable que alguna de ellas se pose en tu hombro o espalda y, con un poco de suerte, obtendrás la foto de tu vida.



Existen normas que debemos seguir con rigurosidad, como guardar silencio en los lugares en los que se concentran las mariposas; obviamente no podemos dejar basura ni objetos ajenos al bosque y tampoco podemos tomar ninguna de ellas, aunque ya esté muerta. Si vas a alguno de los santuarios atiende las reglas establecidas para que año con año podamos disfrutar de estos increíbles visitantes.


Después de visitar a las mariposas pasa Valle de Bravo, un maravilloso lugar donde podrás comer delicioso, hacer caminatas, volar en parapente, comprar hermosas artesanías o simplemente disfrutar de una bella tarde en la plaza principal.




Sigamos el ejemplo de estos pequeños lepidópteros, viajemos con entusiasmo y con una inquebrantable fuerza de voluntad.


¡Saludos, viajero!

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